Casa de los Montañés
La propiedad perteneció a la familia Montañés durante siglos, siendo una de las casas más importantes del municipio. En el inicio, la primitiva casa perteneció a Martín Rodríguez y fue pasando en herencia a los sucesores del apellido, pues existía la obligación de que sus tenedores ostentaran el apellido Montañés.
La casa no solo ha servido como residencia, sino que, además, su salón albergó la figura del Santísimo y la celebración de la Santa Misa, pues el huracán de 1722 había arruinado la iglesia. Posteriormente, la casa se vio afectada por el aluvión de 1826 y sus propietarios decidieron venderla en 1840.
Debido a la gran cantidad de propietarios posteriores, la casa sufrió numerosas modificaciones. De la fachada podemos destacar el balcón cubierto a tres aguas. En el interior poco queda de la edificación original. La habitación mejor conservada es la sala principal, situada en la segunda planta. Presenta suelo de madera y un artesonado mudéjar del siglo XVII.